Desde 1977, la Voyager 1 continuaba su recorrido silencioso por el espacio. Su viaje con la misión inicial de fotografiar Júpiter y Saturno duraba ya 13 largos años. Había sido una extensa aventura que aun continuaría muchos años más pero, según los cálculos, en 2025 la sonda dejará de tener energía suficiente para seguir transmitiendo datos. Será entonces un observador mudo que no podrá ya compartir sus hallazgos. Para ahorrar energía en su trayectoria, capturaría unas pocas imágenes más antes de apagar definitivamente sus dispositivos fotográficos.
De nuevo, apuntó el objetivo de sus cámaras hacia la oscuridad según las coordenadas recibidas, y disparó. Mientras los datos surcaban el espacio rumbo a la Tierra, científicos de la NASA esperaban al otro lado de sus pantallas, ansiosos por ver el resultado de aquella nave exploradora.
En la fotografía resultante, un minúsculo punto blanco azulado brillaba tenuemente sobre una oscura inmensidad, a 6000 millones de kilómetros de distancia. Como si hubiera sido alcanzado por un potente foco, el pequeño punto resaltaba en el centro de una larga franja marrón, uno de los rayos solares capturados por accidente en la imagen.
En esta imagen.
La fotografía pasaría a la historia como Pale Blue Dot, un punto azul pálido llamado Tierra flotando en la penumbra cósmica. Formaba parte del primer «retrato de familia» del Sistema Solar jamás realizado, un mosaico compuesto de 60 imágenes tomadas por la Voyager 1 el 14 de febrero de 1990. Un tour espacial para capturar como nunca antes imágenes de Neptuno, Urano, Saturno, Venus, Júpiter, del Sol. Como la Voyager 1 se iría alejando cada vez más de la Tierra, el astrónomo Carl Sagan pidió, antes de apagar las cámaras de la sonda, que se tomara una última imagen de nuestro planeta desde aquella privilegiada posición.
Pale Blue Dot.
El ser humano tiene esa capacidad excepcional para hilvanar tejidos de pensamiento con la más fina hebra de inspiración. Aquellos 0,12 pixeles de la fotografía conmovieron profundamente a Carl Sagan, quien escribió una bellísima reflexión filosófica sobre la insignificancia humana y la vastedad del universo. Pale Blue Dot dio nombre y formó parte de su libro Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio.
Estas fueron sus palabras.
Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que en su gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios.
Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... es desafiada por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Asentarnos, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una formadora de humildad y carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente los unos a los otros y de preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido.
Qué más decir después de esto… Somos pálidos puntos flotando en la oscuridad, motas insignificantes que existimos y brillamos con la esperanza de encontrar y ser encontrados. Ninguna tarea que emprendamos se aproximará nunca a la infinidad del Universo pero, ¿acaso debería desmotivarnos un detalle tan nimio? No te consideres demasiado en serio pero tampoco te tomes a la ligera: lo que decidas hacer será insignificante, será grandioso, será irrelevante, será fundamental.
Mira de nuevo ese punto.
Eso es aquí.
Eso es tu hogar.
Eso eres tú.
Una extraña composición musical que toca fibras profundas. Desde hace años, veo periódicamente este vídeo para recordar algo importante que no sabía que había olvidado.
IMAGEN DE LA PORTADA: disco fonográfico en cobre y oro The Sounds of Earth, incluido en las sondas Voyager 1 y Voyager 2. La superficie del disco está grabada con información que define la ubicación del planeta Tierra en el universo. Los discos contienen información esencial sobre la especie humana así como sonidos e imágenes que representan la diversidad biológica y cultural de nuestro planeta. Algún día, una lejana civilización encontrará esa botella lanzada al espacio, tal vez…
No quería terminar el año sin volver a escribirte con una última edición. Gracias por estar ahí, acompañándome con Superfluor, por apoyarla y apreciarla tal como es. Casi 5000 puntitos brillantes que dais sentido a la labor de pensar y escribir esta gaceta, a su ritmo y forma. Espero que siga satisfaciendo tu curiosidad. Si te apetece, puedes saludar de palabra con un comentario o en silencio con un 🖤.
Feliz Navidad y ojalá tengamos un buen 2025. Nos lo merecemos.
El año que viene nos vemos.
Iván.
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Terminar el año recordando la inmesidad en la que nos encontramos y que somos 'motas' finitas es todo un mensaje humilde y necesario en estos tiempos acelerados y efímeros.
Gracias, Iván, por cada una de tus reflexiones. Eres una fuente de curiosidades, un canal que conecta arte, filosofía, cultura y curiosidades.
Feliz Navidad y próspero año nuevo.
Abrazos.
La reflexión perfecta para estos días, me encanta. Gracias! 🙏🏼💜
Feliz 2025