Querido Iván, ha sido refrescante leerte hoy. Sabes que justo ando en ese habitar este cambio de ritmo del tiempo estival y leerte sobre la policronía que nos atraviesa ha sido como ese soplo de aire fresco que se cuela por la ventana entre temperaturas incómodamente altas.
Sin duda, me gusta la posibilidad de saltar de un tiempo a otro. De la monocronía a la policronía y viceversa. Las estaciones, los tiempos de sembrar y cosechar, los ciclos hormonales, los ritmos circadianos... todo eso y más nos recuerda que habitamos un tiempo que se da entre ciclos y cambios. Que el reloj no es siempre un tirano, como tampoco se le puede estirar y retorcer siempre a nuestro antojo.
Con la idea de lo monocrónico y policrónico, se hace difícil volver a ver el tiempo con los mismos ojos. Ser honestos con el Tiempo es algo muy sano, jugar limpio, no engañarle ni dejarnos engañar por él.
Sonará otro brindis de vermú a tu salud, querida Cuca, pasa un verano tranquilo.
Tiempo duro y blando según convenga. Me gusta sobremanera la idea. Para complementar los otros dos tiempos, meteorológico y de calendario. En verano se agudiza, pero en realidad es así todo el año.
Sí, y para reducir el tiempo a sus dos variables básicas que nos permiten abordarlo con las mismas herramientas que abordamos todo tipo de dualidades: duro-blando, blanco-negro, de igual; ya tenemos un principio de solución. Me gusta.
mientra leo monocrónicos me acuerdo de Sextas, Laudes , Maitines de la novela de Eco "El nombre de la rosa" , mi historia policronica de preferencia se llama "10.6 segundos" es de Henan Casciari y vos y tus lectores la pueden encontrar aquí en su versión reducida y narrada por el autor (solo 5')
Es alucinante la manera en que conectas ideas, Juan, ¡gracias! Casciari ya es uno de nuestros habituales, recuerdo aquel relato suyo que me descubriste (¡hace ya años!), «el móvil de Hanse», acerca de cómo el teléfono (comunicación inmediata) habría cambiado la manera en que se desarrollan los argumentos de las historias clásicas. Me he acordado de eso en infinidad de ocasiones.
Querido Iván, ha sido refrescante leerte hoy. Sabes que justo ando en ese habitar este cambio de ritmo del tiempo estival y leerte sobre la policronía que nos atraviesa ha sido como ese soplo de aire fresco que se cuela por la ventana entre temperaturas incómodamente altas.
Sin duda, me gusta la posibilidad de saltar de un tiempo a otro. De la monocronía a la policronía y viceversa. Las estaciones, los tiempos de sembrar y cosechar, los ciclos hormonales, los ritmos circadianos... todo eso y más nos recuerda que habitamos un tiempo que se da entre ciclos y cambios. Que el reloj no es siempre un tirano, como tampoco se le puede estirar y retorcer siempre a nuestro antojo.
Hoy me tomo un vermú a tu salud 😉.
Con la idea de lo monocrónico y policrónico, se hace difícil volver a ver el tiempo con los mismos ojos. Ser honestos con el Tiempo es algo muy sano, jugar limpio, no engañarle ni dejarnos engañar por él.
Sonará otro brindis de vermú a tu salud, querida Cuca, pasa un verano tranquilo.
Tiempo duro y blando según convenga. Me gusta sobremanera la idea. Para complementar los otros dos tiempos, meteorológico y de calendario. En verano se agudiza, pero en realidad es así todo el año.
Es una aproximación con muchas aplicaciones y ramas, da para reconciliarse y convivir mejor con el tiempo, con sus diferentes identidades 🙂
Sí, y para reducir el tiempo a sus dos variables básicas que nos permiten abordarlo con las mismas herramientas que abordamos todo tipo de dualidades: duro-blando, blanco-negro, de igual; ya tenemos un principio de solución. Me gusta.
mientra leo monocrónicos me acuerdo de Sextas, Laudes , Maitines de la novela de Eco "El nombre de la rosa" , mi historia policronica de preferencia se llama "10.6 segundos" es de Henan Casciari y vos y tus lectores la pueden encontrar aquí en su versión reducida y narrada por el autor (solo 5')
https://youtu.be/mloM6NiHrN0?si=h-6tuCSExTzIYD5k
No te puedo describir mi sorpresa cuando ví la foto de Ciro Pipoli completa
Es alucinante la manera en que conectas ideas, Juan, ¡gracias! Casciari ya es uno de nuestros habituales, recuerdo aquel relato suyo que me descubriste (¡hace ya años!), «el móvil de Hanse», acerca de cómo el teléfono (comunicación inmediata) habría cambiado la manera en que se desarrollan los argumentos de las historias clásicas. Me he acordado de eso en infinidad de ocasiones.