Cada pieza importa, cada decisión cuenta. Hoy vivimos en un mundo casi obsesionado con la velocidad y la producción en masa, donde sólo parece importar la cantidad por encima de la calidad.
Escuché una frase a un gurú de internet que, a pesar de la fuente, me pareció excelente como norma de actuación: poner lo máximo que somos en lo mínimo que hacemos.
Seguro que Pagani estaría de acuerdo con esa sentencia.
A mí me ha venido inmediatamente a la cabeza aquella vez que a alguien se le ocurrió la maravillosa idea de destapar las vergüenzas del primer Pixel watch y lo comparó con las tripas del Apple watch. No había nada que explicar. La filosofía de cada empresa estaba ahí delante de todos en esa comparación.
ES EL EJEMPLO. Es tal cual lo defines, Jesús, dos filosofías corporativas en dos imágenes. Gracias por traerlo, con tu permiso me lo guardo como representación gráfica de la idea, sé que tarde o temprano me vendrá bien :D
No me puedes dar mejor noticia que saber que vas a retomar ese borrador, Jose, no sé cómo lo sacarás a la luz pero me gustará leer el resultado de tus reflexiones.
En el extremo opuesto a los tornillos de Pagani podemos encontrar fenómenos arquitectónicos como el «potemkinismo», donde la apariencia exterior sirve para disimular las vergüenzas. Se proyecta una imagen de grandeza, pero detrás solo hay vacíos o estructuras descuidadas.
En un mundo cada vez más entregado a lo superficial, este texto es un recordatorio necesario de que la excelencia reside (también) en lo invisible.
Me ha recordado a un artículo de @Javier Cañada en el que decía algo así como “solo Dios lo ve”
Total, es pensar en Oscar Tusquets y me viene en mente Javier. Filosofías de trabajo afines.
Muchas gracias por pasarte por aquí, Javi
https://www.terremoto.net/blog/dios-lo-ve 🤍
Cada pieza importa, cada decisión cuenta. Hoy vivimos en un mundo casi obsesionado con la velocidad y la producción en masa, donde sólo parece importar la cantidad por encima de la calidad.
Escuché una frase a un gurú de internet que, a pesar de la fuente, me pareció excelente como norma de actuación: poner lo máximo que somos en lo mínimo que hacemos.
Seguro que Pagani estaría de acuerdo con esa sentencia.
A fuego esa frase, Emi 🔥
A mí me ha venido inmediatamente a la cabeza aquella vez que a alguien se le ocurrió la maravillosa idea de destapar las vergüenzas del primer Pixel watch y lo comparó con las tripas del Apple watch. No había nada que explicar. La filosofía de cada empresa estaba ahí delante de todos en esa comparación.
👇 https://www.lavanguardia.com/andro4all/hero/2022/11/BeFunky-collage.jpg
ES EL EJEMPLO. Es tal cual lo defines, Jesús, dos filosofías corporativas en dos imágenes. Gracias por traerlo, con tu permiso me lo guardo como representación gráfica de la idea, sé que tarde o temprano me vendrá bien :D
Si un día el cliente mirara debajo del «asiento» que le hemos construido, ¿qué se encontraría? ¿Diría que es precioso?
Cuanta profundidad tiene este mensaje!
Tengo desde hace tiempo un borrador para escribir sobre auditorías, exámenes, mediciones y ajustes. A nivel negocio y a nivel personal.
Tú publicación me lo ha reactivado.
Cuando esté lista, si me lo permites, mencionaré la historia de los tornillos que nos compartes y tú frase.
No me puedes dar mejor noticia que saber que vas a retomar ese borrador, Jose, no sé cómo lo sacarás a la luz pero me gustará leer el resultado de tus reflexiones.
¡Y coge todo lo que te sirva, cómo no!
En el extremo opuesto a los tornillos de Pagani podemos encontrar fenómenos arquitectónicos como el «potemkinismo», donde la apariencia exterior sirve para disimular las vergüenzas. Se proyecta una imagen de grandeza, pero detrás solo hay vacíos o estructuras descuidadas.
En un mundo cada vez más entregado a lo superficial, este texto es un recordatorio necesario de que la excelencia reside (también) en lo invisible.