¿Cómo estás? En los últimos días se han unido a Superfluor unas 200 personas más, ¡bienvenidas! Si es tu primera vez por aquí, me presento: soy Iván Leal y te doy la bienvenida. puede que antes quieras leer el propósito con el que nació esta gaceta. Esencialmente, es una exploración por los caminos de la curiosidad, y cada número es un recorrido distinto. Y si ya eres habitual, me alegra verte por aquí de nuevo :)
Una reflexión sobre la rutina, las decisiones y la creatividad
El director de cine David Lynch come todos los días exactamente lo mismo, y cuando digo «lo mismo» también me refiero a la cena. Tiene su plato de mediodía y su plato de noche, todos los días, desde hace años.
Para él, esa rutina alimentaria (y no me extrañaría que tuviera más rutinas en otros aspectos) que algunas personas pueden considerar aburrida, le sirve como ancla para poder enfocarse y pensar sobre cosas que son más relevantes. Es como si las decisiones cotidianas fueran un obstáculo en su proceso creativo. Como explica en una entrevista, «cuando hay cierto orden en tu rutina, tu mente es libre para viajar a cualquier lugar».
Lynch no es el único que busca liberarse de las ataduras de las decisiones cotidianas. Steve Jobs encargó al diseñador Issey Miyake concebir una indumentaria práctica que le eximiera de pensar cómo tenía que vestirse cada día. Miyake diseñó lo que se convertiría en parte de la imagen de Jobs y de Apple: polo negro de cuello alto, vaqueros y zapatillas deportivas. Tal vez no fuera estéticamente muy original pero desde luego era funcional.
Con esta filosofía, Jobs intentó promover algo similar para los empleados de Apple, una idea inspirada en las factorías japonesas tras la segunda guerra mundial. Trató de instaurar un uniforme que sirviera además como elemento identitario que reforzara su vínculo con la empresa. No tuvo mucho éxito.
Generalmente no nos paramos a pensar en las decenas o cientos de decisiones que tomamos cada día. Grandes o pequeñas, relevantes o irrelevantes, forman parte inseparable de eso que llamamos «vivir» o «trabajar». Sin embargo, cada una de ellas deja una especie de huella en nuestra capacidad mental.
El psicólogo Roy Baumeister acuñó el término «Fatiga de la decisión», para referirse al desgaste cognitivo y emocional que supone tomar decisiones. A mayor número de opciones ante una determinada elección, mayor es el desgaste mental para determinar cuál es la adecuada. Además, el efecto es acumulativo, ya que el proceso que conlleva tomar cada decisión hace un poco más costoso tomar la siguiente, y la calidad de las decisiones va decayendo progresivamente.
En términos de energía, no hay decisión irrelevante. La cuestión es: ¿de qué decisiones rutinarias podrías desprenderte? ¿Cuáles podrías simplificar hasta reducirlas a un desgaste mental mínimo?
Podemos imaginar el taller de un artista, o de un inventor, repleto de estímulos (de caos incluso), como escenarios que favorecen la generación de ideas. Con ejemplos como el de Lynch o el de Jobs (u Obama con la elección de sus trajes), veo interesante adoptar la perspectiva opuesta: el orden, la rutina, la repetición e incluso el aburrimiento, como estimulantes de la creatividad y la toma de buenas decisiones.
Me atrae la tensión conceptual que supone construir espacios personales de orden, calma y simplicidad para que nuestras ideas más valiosas adquieran fuerza y se hagan nítidas. Una base sólida sobre la que el «caos» y la riqueza de nuestro mundo interior se pueda expresar con todo su potencial, con total libertad.
Me recuerda a la indescriptible sensación de contemplar una tempestad desde la tranquilidad y la seguridad de un refugio, siendo precisamente el sosiego que nos rodea el que nos permite apreciar esa violencia y belleza, desatada en todo su esplendor.
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IMAGEN DE PORTADA: Metamorfosis II, Maurits Cornelis Escher (1939).
Un espacio en el que elevarse
➼ Divina oficina
Me ha venido en mente de la iglesia de San Pablo Converso, un templo del siglo XVI en el corazón de Milán. Aunque sería más preciso decir fue, porque se trata del lugar que eligió hace varios años el italiano Massimiliano Locatelli como oficina de su estudio de arquitectura. Conserva lo original: la nave, los frescos, el altar, la cripta. Al ver este espacio reconcebido como lugar de creación y diseño, la palabra que me viene en mente es «contraste»: por un lado, el intenso estímulo visual del Barroco que recubre cada muro, cada detalle. Por otro, las formas simples y los colores discretos elegidos para su adaptación moderna. Y en conjunto, la calma que se respira en un espacio creado siglos atrás para transmitir paz e invitar a la reflexión.
Y un marco con el que guiarse
➼ Decisiones cuadriculadas
Cualquier decisión, por pequeña que parezca, tiene su propio contexto, su propio marco de referencia que nos ayuda a determinar si es la más adecuada. Aunque pueda resultar paradójico, las guías y los marcos, lejos de limitar nuestra creatividad, nos sirven de base para optimizar nuestras decisiones dentro de sus límites definidos, nos orientan en nuestro proceso mental al acotar el escenario de trabajo.
Este es un curioso catálogo de los años 50 que contiene papel diseñado especialmente para dibujar con precisión gráficos y completar tablas de datos de forma manual, de cuando no había ordenadores que resolvieran mágicamente muchas de nuestras tareas.
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Pasa un buen día y nos vemos en un par de sábados en la siguiente Superfluor.
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Me ha gustado mucho. Una cosa que en terapia se repite mucho es que cada día es una sucesión de toma de decisiones. Cuando caes en una depresión, por ejemplo, el levantarte de la cama se convierte en una decisión clave y de un esfuerzo olímpico. Gracias Iván por este artículo tan inspirador. Un abrazo.
Muy buena reflexión, ¡gracias! :)
Yo hace unas semanas leí una reflexión que me pareció muy buena: "Frente a la ansiedad del propósito, la serenidad del hábito”.
Algo aplica también a esto.
¡Un abrazo Iván!