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¿Cómo estás? Por si es tu primera vez aquí, me presento: soy Iván Leal y te doy la bienvenida a Superfluor, una gaceta donde interconectar ideas y recursos de los que extraer inspiración. Puedes conocer en detalle su propósito y/o suscribirte (si no lo has hecho ya).
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§0. Una reflexión sobre costas remotas, profesiones y déjà vu
—La verdad es que buena parte del tiempo no sé qué estoy haciendo. Esta frase o muy similares las he escuchado con frecuencia últimamente a distintas personas, refiriéndose al día a día de su trabajo. Por un lado, me sorprende porque me la han lanzado con naturalidad profesionales con mucho bagaje y experiencia acumuladas. Por otro lado, me tranquiliza de algún modo porque tengo una sensación parecida desde hace un tiempo. Y no se trata de confusión, ni de frustración, es una sensación, diría, de serena claridad. Es como llegar a una conclusión obvia, de trasfondo complejo, cuya forma más simple de ser expresada parece ser precisamente esa: «no sé qué estoy haciendo». Dándole vueltas a qué puede haber detrás de esta afirmación, mi conclusión es que no, no se trata de desconocer qué se está haciendo. Está claro que sí se sabe, otra cosa es la capacidad para poder expresarlo. Para mí tiene que ver con la navegación de cabotaje. Antiguamente, cuando las técnicas marítimas de navegación y orientación eran inexistentes o muy rudimentarias y no se podían surcar los océanos con seguridad, era habitual la navegación de cabotaje, es decir, navegar con la costa siempre a la vista. Sebastian Cabot, un explorador francés del siglo XVI, recorrió así la costa oriental de América del Norte (una teoría sobre el término dice que se acuñó en su honor). Sí, se puede llegar lejos navegando de cabotaje pero claro, no es lo mismo navegar en aguas que nos son familiares, a explorar teniendo siempre la tierra firme como referencia, a tener (o querer) ir más allá y adentrarse en el mar profundo, sin más referencia que nuestra brújula, un astrolabio y las estrellas. Desde hace varios años, pero especialmente desde que monté mi estudio Tuelfworks, me enfrento a proyectos y a retos que no he hecho nunca y, sin embargo, es extraño, sé cómo puedo abordarlos. Cada necesidad es distinta, cada problema requiere un enfoque o un método ligera o radicalmente diferente. En cada proyecto aplico y combino una proporción concreta de conocimientos, instinto, experiencias y habilidades, que uso como instrumentos de navegación para avanzar a lo largo de nuevas costas y, cuando es necesario, para poder adentrarme en aguas abiertas y desconocidas. Cada vez me resulta más difícil identificarme con una etiqueta de profesión, y esto contiene, para mí, una clave de ese «no sé qué estoy haciendo»: cuando las etiquetas que han marcado durante años nuestra profesión se quedan cortas para definir nuestras funciones, pierden adherencia y acaban por desprenderse. En ese momento, los rasgos de nuestro trabajo se desdibujan, y creo que actualmente muchas «profesiones» tienen perfiles muy imprecisos. De hecho, empiezo a resumir mi trabajo en que escucho, analizo situaciones, identifico problemas, verbalizo necesidades y planteo posibles soluciones. Me muevo constantemente entre un Déjà vécu y un Jamais vécu. Déjà vu, ya lo conoces, es un término francés que significa «Ya visto», un fenómeno psicológico que supone tener la sensación de que una determinada situación ya la hemos «visto» con anterioridad. En realidad, el término es algo inexacto, porque en la mayoría de los casos es más bien un Déjà vécu, es decir, algo «ya vivido» o experimentado anteriormente. Generalmente, nuestra vida profesional se va poblando de Déjà vécu, de situaciones por los que ya hemos pasado y nos generan seguridad, porque moldean nuestra experiencia y sabemos cómo volver a afrontarlas. Son territorios familiares. Al comenzar a alejarnos de la costa conocida la situación empieza a cambiar. Cuando la tierra se dibuja como un diminuto punto en el horizonte, los Déjà vécu se hacen menos frecuentes y pueden surgir las preguntas: ¿En qué dirección debería ir? ¿Sabré avanzar? ¿Realmente sé lo que estoy haciendo? Es cierto que lo desconocido puede abrumar y hacernos percibir nuestro navío como un cascarón. Sin embargo, es el momento perfecto para confiar en los recursos que cada persona lleva en su bodega, en toda la experiencia acumulada, en los conocimientos, en las habilidades adquiridas e innatas. En el instinto. Con estos materiales podemos construir instrumentos de navegación fiables y atravesar con timón firme el Océano de Jamais vécu y sentirnos navegantes en las inquietas Aguas de Presque vécu, avanzando entre lo desconocido y lo similar. ¿Y lo demás? ¿Qué es? Lo demás son meras etiquetas que podemos tirar tranquilamente por la borda.
Envía este número a esas personas de tu alrededor que llevan su propio viento, o simplemente difúndelo para que navegue lejos. Puedes hacer que Superfluor llegue a muchas más personas curiosas.
§1. Varias referencias náuticas
➼ William Hope Hodgson
El primer libro que leí de Hodgson fue «La casa en el confín de la tierra», pero fueron sus relatos fantásticos ambientados en el mar (junto con su detective Carnacki) los que le convirtieron en uno de mis autores favoritos de ficción de finales del XIX. Tiene una capacidad increíble para generar atmósferas progresivas de horror, controlando la intensidad con una maestría que pocos autores de literatura fantástica, en mi opinión, consiguen. Tuvo una vida intensa e interesante (fue marino, culturista, fotógrafo y soldado) y podría contarte más cosas sobre él (tengo pensado un pequeño proyecto en torno a él), pero para no extenderme te recomiendo dos libros: Los mares grises sueñan con mi muerte y Carnacki, el cazador de fantasmas.
➼ Atlas de islas remotas
«Cincuenta islas en las que nunca estuve y a las que nunca iré». ¿Qué esperarías encontrar con una descripción así? Desde que descubrí el libro de Judith Schalansky no me he cansado de recomendarlo (y regalarlo a veces) a las personas curiosas que conozco. Es un libro con una estética preciosa para viajar mentalmente a islas situadas en medio de la nada y descubrir lo mucho o poco que se sabe de ellas a través de relatos históricos e informes científicos.
➼ Viajes sonoros por islas fantasma
Andrew Pekler, el autor de este proyecto sobre islas fantasma, sitúa estas islas «en algún lugar entre la realidad cartográfica y la ficción marítima». Con un mapa minimalista como referencia, puedes recorrer el mundo saltando de isla en isla y escuchar su «huella sonora». También puedes conocer su historia y su leyenda, y con frecuencia es difícil distinguir una cosa de otra lo cual, para mí, es una de los puntos que hace tan interesante este proyecto, que descubrí a través de la maravillosa newsletter Lorem de Iago Berro.
➼ Vocabulario marino
Hay pocos vocabularios que me parezcan más sugerentes que el del mundo náutico. Hojear un diccionario marítimo es como viajar a otra época, y desde pequeño me llamaron la atención esas palabras extrañas y bonitas, inventándome sus orígenes a partir de historias fantásticas: astrolabio, tapabalazo, cambusa, sextante, bao hechizo, malletes de fogonaduras.
Una de mis favoritas es «santabárbara», que es la zona del buque en la que se guardaba la pólvora y otros explosivos para ser usados en los cañones. Santa Bárbara es la patrona de los artilleros, que solían tener una imagen suya en la zona de artillería. Tal vez el término nació con la esperanza de que la patrona protegiera esa zona de un accidente o un mal cañonazo y que no saltaran todos por los aires. Por si te da curiosidad, te he dejado el acceso al Diccionario marítimo español de Martín Fernández de Navarrete, publicado en 1831.
§2. Un juego para navegar
➼ Nantucket
Eres Ismael y fuiste el único superviviente del Pequod, el barco que surcó los mares gobernado por el capitán Ahab a la caza de Moby Dick, la gran ballena blanca de la novela de Herman Melville. Nantucket es un juego de estrategia naval, de ritmo pausado y con una estética bien ambientada, en el que capitaneas y gestionas un barco ballenero, desde contratar a la tripulación a dirigir el rumbo en busca de aventuras (y de Moby Dick).
§3. Un vídeo para llegar a buen puerto
➼ These new places
Y quiero cerrar con un vídeo en el que pensaba mientras escribía la reflexión del inicio. Creo que representa bien ese aparente «no saber qué se está haciendo», ese atravesar aguas nuevas que, sin embargo, conducen a un puerto que parece haber estado siempre ahí, siempre a la vista. En el caso del protagonista del vídeo, el músico Ben Folds, a su conocimiento y su experiencia se suma, además, un talento enorme.
Y yo creo que ya está bien de mares y barcos por hoy, ¿no? Te doy las gracias por llegar hasta aquí y también a todas las personas que apoyáis Superfluor. Si te gusta, puedes compartirla y difundirla por los siete mares. Nos vemos en el siguiente número, en un par de sábados.
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IMAGEN DE PORTADA: A big schooner of the Royal Yacht Squadron battling through heavy seas under reduced sail, atribuido a W. P. STUBBS (1842-1909) • Bonhams.
⁍ Superfluor 14. Navegación de cabotaje
Realmente bien descrita nuestra realidad. En nuestro contexto tecnológio/creativo, si estás realmente haciendo cosas nuevas, aunque sepas lo que estás haciendo, es difícil categorizarlo.