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¿Cómo estás? Soy Iván Leal y te doy la bienvenida a Superfluor, una gaceta donde interconectar ideas y recursos de los que extraer inspiración. Puedes conocer en detalle su propósito y/o suscribirte (si no lo has hecho ya).
§0. Una reflexión sobre el espejismo del disfrute
Siempre me han atraído los kioscos.
Un kiosco siempre me pareció un pequeño refugio con todo lo necesario para sobrevivir durante un buen tiempo. Abarrotado de cosas por dentro y por fuera, con el pequeño ventanuco por el que el kiosquero o la kiosquera se conectaba con el mundo exterior y te atendía mientras tú ibas pidiendo cosas. Algunas cosas las tenías perfectamente claras y otras las elegías escudriñando el trasfondo del kiosco, moviendo la cabeza de un lado a otro del ventanuco para descubrir qué más cosas interesantes estaban escondidas.
Sabas, un amigo de mi preadolescencia, tenía un kiosco, y gracias a él por fin pude ver lo que había al otro lado del ventanuco, como si fuera la cara oculta de la Luna. Era un negocio familiar y los padres y hermanos hacían el horario por turnos. Cuando a mi amigo Sabas, que era algo mayor que yo, le tocaba atender, un par de amigos le visitábamos y nos pasábamos las horas muertas del verano allí, hablando, bebiendo gratis, comiendo helados, pipas, quicos, hojeando mil revistas, escuchando la radio, incluso atendiendo a algún que otro cliente. Era nuestro pequeño refugio del sol y del aburrimiento.
Y no se me olvida un día que estando yo allí llegó el repartidor de las gominolas. Me flipaban las gominolas: las «cocacolas», los «huevos fritos», pero sobre todo las «lenguas de gato». Cuando el repartidor se fue, Sabas nos dijo «no os cortéis, comed todo lo que os apetezca». Y ahí estaba yo, con una caja de 600 unidades de lenguas de gato y otra de huevos fritos, pensando que me iba a poner las botas pero bien.
Nada más lejos. Calculo que no me comí más de ocho gominolas.
El momento «all you can eat» fue bastante decepcionante. Por algún motivo, no pude disfrutar aquellas gominolas tanto como las que tenía que comprar y racionar antes de que mi amigo tuviera su kiosco.
Me viene este recuerdo cuando veo mensajes promocionales del tipo «Disfruta sin límites», clichés en los que detecto una pequeña trampa conceptual: durante años nos han y nos hemos vendido la idea (y si diseñas y/o comunicas ciertos productos o servicios, tal vez la hayas tenido que vender también) de que el goce y el exceso van unidos, de que es el pack perfecto. Si les prestamos atención, es probable que rechacemos estos mensajes-mantra, pero estoy seguro de la mella que hacen en nuestra percepción.
Disfruta hasta que te canses, hasta que no puedas disfrutar más, hasta que te hartes de disfrutar.
Todas las series, todas las películas, todas las canciones, toda la comida, todos los juegos. Todo.
Con imágenes de familias y personas en éxtasis, atiborradas de disfrute.
Pero, ¿realmente se puede disfrutar sin límites? ¿No será que lo que sí se puede es consumir sin límites, y que lo del disfrute va por otro lado? ¿Cómo puede ser que, siendo algo tan obvio, sigamos creyéndonos este mensaje, diseñando productos basados en esta ilusión?
Cuando llega el momento de la verdad, el goce prometido pierde brillo, incluso le acompaña una pequeña decepción, tal vez con una pizca de frustración.
Y si la satisfacción no llega, está claro: el espejismo se desvanece.
Puedes compartir este número con esas personas que sabes que disfrutan de las cosas sin grandes pretensiones, o simplemente difundirlo para que vuele lejos. ¿Me ayudas a que Superfluor llegue a más personas curiosas?
§1. Una curiosidad
No he vuelto a conocer a nadie que se llame Sabas. No se sabe muy bien cuál es el origen del nombre, solo que deriva de la palabra «Saba», que era el antiguo nombre empleado para referirse a Yemen (aunque el reino de Saba abarcaba tanto Etiopía como Yemen). Lo que seguro que sí te suena es la mítica reina de Saba, contemporánea del rey Salomón.
Luego está la marca «Saba» y su famoso eslogan «el que sabe, Saba», que desconozco (todavía) qué relación tiene con lo anterior, si es que la tiene. Si descubres o sabes algo, me gustaría saberlo: me puedes escribir directamente o poner un comentario.
§2. Cuatro referencias que te pueden interesar
➼ Las letras de Starbucks
El estudio Lettermatic recibió el encargo de diseñar la tipografía que emplea la compañía Starbucks. Me gusta mucho el enfoque que Riley Cran, el diseñador responsable del proyecto, da a este caso de estudio en su web, porque tiene matices de diario personal mezclados con notas de campo que ayudan a conocer el carácter del cliente y las circunstancias del proyecto. Me parece un buen ejercicio a tener como referencia.
➼ Una revista sorpresa cada vez
El papel no ha muerto, y creo que gana de lejos al soporte digital cuando se trata de contenido editorial especialmente cuidado. La plataforma Stack tiene un modelo de servicio muy sencillo: te suscribes, eliges la temática y se encargan de enviarte a tu casa un magazine independiente distinto cada mes. Me parece una forma muy simple de dar con rarezas interesantes que de otro modo resultaría muy complicado descubrir. También puedes comprar en el catálogo de su web la publicación que te interese.
➼ Experimentos narrativos
Frames es un experimento narrativo donde se interconectan literatura y diseño para construir y expresar historias. Por ahora llevan publicadas dos historias, cada una con su propio ángulo, y ambas con algunas estructuras interesantes que me han inspirado en mis propios proyectos narrativos con clientes. Creo que cada vez se verán más ejercicios de diseño en esta línea.
➼ La ilustración desconocida
Una de las cosas que más me fascina de Youtube es que con un poco de dedicación puedes obviar lo completamente irrelevante y dar con canales modestos que son una fuente enorme de aprendizaje y conocimiento. El trabajo de Peter Beard es de un valor incalculable: dedica su canal a rescatar, narrar y dar a conocer la obra de artistas de la ilustración de los siglos XIX y XX, genios olvidados por la historia. Un buen punto de partida puede ser su serie «Unsung Heroes of Illustration».
§3. Imágenes para inspirarse
➼ Los asientos de la arquitectura
El 4 de octubre fue el Día Mundial de la Arquitectura, y el ilustrador Jorge Arévalo le dedicó una serie preciosa de ilustraciones, «Chairs & Architects», con grandes figuras de la arquitectura del siglo XX representados junto a sus sillas más famosas. Jorge tiene una gran habilidad para plasmar la personalidad de cada personaje, y hay un algo de naturalidad que, aun siendo ilustraciones, parecen retratos sacados de un momento íntimo real (te dejo de paso las «soluciones» de quién es quién).
Te doy las gracias por llegar hasta aquí y también a todas las personas que apoyáis Superfluor. Si te gusta, puedes compartirla y difundirla, y si quieres apoyar esta gaceta con un Ko-fi, seguiré con ello más motivado y agradecido todavía. Nos vemos en el siguiente número.
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IMAGEN DE PORTADA: Kiosco de Tabaco. Legazpi, Madrid (España) • 1960 (fuente no identificada).