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⁍ Superfluor 05. El vigilante de la gramática
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[Voz en off que se usa en dibujos animados para presentar a superhéroes]
Durante más de una década, la ciudad de Bristol ha tenido la suerte de contar con un protector en sus calles, con un defensor luchando contra el crimen. Y no un tipo de crimen cualquiera.
Amparado por la oscuridad de la noche, lucha contra los errores gramaticales de señales, carteles y letreros comerciales. Con una extraña herramienta y papel adhesivo recorre las calles eliminando comas mal puestas, tapando letras que sobran, pero, sobre todo, enfrentándose a sus archienemigos: los apóstrofos. Contra ellos lucha noche tras noche, ocultando los que están mal puestos o colocándolos en el lugar que les corresponde.
Se hace llamar Grammar Vigilante, aunque el Pueblo también lo conoce como «el Banksy de la gramática». Muchos letreros ya han pasado por sus manos:
Amys Nail’s ya cuenta con su apóstrofo en Amy’s, y Nails ya no tiene el suyo mal colocado.
Tux & Tail Gentlemens Outfitters recibió su apóstrofo correspondiente, entre la «n» y la «s».
El cartel Authenticity at it’s Best luce mucho mejor, ahora que ha perdido su apóstrofo.
El aviso Toilet ONLY for Disabled Elderly Pregnant Children ya tiene las comas que necesitaba para no llevar a confusión sobre quién puede entrar en el baño.
Algunos comerciantes, preocupados por esta ola de correcciones gramaticales, han llegado a verlo como algo ilegal —en realidad, no se considera vandalismo porque el adhesivo se puede quitar fácilmente —, pero la respuesta del Vigilante es contundente: «Los errores gramaticales son el verdadero crimen. Creo que es una causa que merece la pena».
Esta historia (que es verídica, aunque suene a ficción) me hace pensar en todas las formas y contextos de comunicación en los que nos movemos constantemente: mensajes, webs, correos, presentaciones, apps, redes sociales, letreros, señales, menús de restaurantes… ¿Cuántos errores gramaticales y faltas de ortografía nos encontramos al cabo del día? ¿Cuántos detectamos y cuántos pasamos por alto?
Cuando estamos expuestos a determinados estímulos de manera constante nuestro cerebro se vuelve «ciego», dejamos de prestarles atención y se reduce nuestra respuesta ante ellos. Esta exposición habitual puede conducirnos a no darnos cuenta de los errores, de asumirlos como normales porque ni siquiera reparamos en ellos. Y aun más: nos puede llevar a cometerlos.
Es cierto que, aun detectándolos, no siempre es fácil o posible hacer algo al respecto. No es raro encontrártelos en el día a día del trabajo —sea comunicándonos con otras personas o en el propio trabajo que se realiza—. Si no se encuentra un modo o momento adecuados para comunicar o corregir faltas de ortografía o errores gramaticales, se dejan pasar.
Tampoco ayuda el hecho de que por lo general (al menos es mi impresión) no llevamos demasiado bien que nos rectifiquen en temas lingüísticos, y la persona que lo hace, por mucho tacto que ponga, puede ser vista como tiquismiquis.
Y nadie quiere ser tiquismiquis.
No creo que haya muchas personas dispuestas a recorrer su ciudad rectificando con adhesivo cada cartel mal escrito. No creo que sea la solución definitiva tampoco. Pero sí creo que hay algo mucho más asequible que está al alcance de cualquier persona: esforzanos en prestar atención a esos errores, no normalizarlos, no darlos por válidos y, si está en nuestra mano, rectificarlos.
Si comenzamos a pensar «total, si se entiende lo que quiere decir» o «tampoco es para tanto» llegaremos al punto de dejar de cuidar los detalles de nuestra comunicación. Puede parecer menor, pero ese pensamiento nos convertiría en personas más negligentes, y la frontera entre lo correctamente expresado y la expresión burda y descuidada comenzaría a desdibujarse.
¿Y qué sería lo peor? Que no nos daríamos ni cuenta de ello.
Puedes pasarle este número de Superfluor a las personas que consideres adecuadas para ser Grammar Vigilante. O simplemente difundirlo para que llegue lejos.
§1. Imágenes con las que inspirarse
➼ Las abuelas buceadoras de Corea
No sabría cómo describir la sensación que me transmiten estas fotos, y más conociendo su historia. Las mujeres que ves aquí son Haenyeo, que en coreano significa «mujeres del mar». Llevan siglos buceando a pulmón libre en la isla de Jeju: descienden durante varios minutos para capturar el marisco y pescado que supone un pilar económico de la isla. La mayoría de las mujeres superan los 50 años pero siguen bajando día tras día. Mi querida Inés tuvo la suerte de conocerlas y con su artículo sabrás más de ellas.
§2. Cosas sobre las que he indagado
➼ Mapas de la pobreza
¿Cómo reflejar en un plano las características de una sociedad? Charles Booth fue un pionero de la cartografía social y plasmó las diferencias socioeconómicas del Londres victoriano en una serie de mapas de la ciudad. Por su interés histórico y estético, los he recopilado en los Archivos Superfluor para que puedas ver la realidad londinense del siglo XIX.
➼ Crear la marca de un continente
El estudio ruso Artlebedev es uno de mis grandes referentes, tanto por su forma de enfocar el diseño como por la variedad de proyectos que hacen. Te traigo el proyecto de estrategia de marca que hicieron para impulsar el turismo en África. Su punto de partida se basa en un planteamiento interesante: exponer los estereotipos sobre África para desmontarlos uno a uno, llegando así al motivo central: We don't know Africa. Tremendo.
§3. Un par de cosas más
¿Tú también has leído y dicho siempre Bansky en lugar de Banksy? Entonces estamos en el mismo equipo.
Tiquismiquis viene del latín tibi, mihi, «para ti, para mí», que en la Edad Media pasó a «tichi michi». Esto confirma que la gente que pone pegas ya existía hace tiempo.
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IMAGEN DE PORTADA: A young woman stands on a ladder to paste a recruiting poster onto a wall in Thetford, Norfolk (1914-1918) • Imperial War Museums.